Es sinónimo de Libertad, eligiendo qué hacer cada día y hacia dónde ir. Es acostarnos sin preocuparnos por el día siguiente, sin cronogramas, dejarnos llevar por el momento, aprovechar las oportunidades y no desaprovecharlas.

Yo he viajado alrededor del mundo durante mis últimos 6 años, viviendo en zonas como la Riviera Maya, en una isla en Brasil, un volcán en Costa Rica, en un parque nacional en la Patagonia, en Australia y hasta en un crucero.

En mi última experiencia estuve trabajando en turismo en la mágica Nueva Zelanda, en donde he tenido la oportunidad de realizar actividades impensables como pasear en Helicóptero entre montañas y glaciares, saltar en bungy, paracaídas, aladelta, globo aerostático y otros deportes extremos.

Pero para lograr todo lo anterior, tuve que romper con los miedos, abandonar la zona de confort renunciando a lo cotidiano y aventurarme a lo desconocido.

Para mi viajar implica una conexión sincera con la naturaleza absorbiendo su energía y coexistiendo con ella dándole el respeto que se merece. A su vez, es un aprendizaje constante, es equivocarse y acertar, es aprender de nuestros errores y volver a intentarlo. Es darnos cuenta de que somos capaces de adaptarnos a las más diversas circunstancias y es entender que hay que dar un paso a la vez y saber que si el camino que elegimos no es el que esperábamos, siempre vamos a poder volver al inicio.

Viajar es aceptar de que nada sirve tener todo resuelto de antemano porque la vida nos presenta desafíos y obstáculos inesperados que nos obligan a reinventarnos. Viajar nos permite valorar eso que siempre tuvimos cerca y ahora está lejos.

Nos hace tomar conciencia de lo que creíamos que merecíamos en realidad era un privilegio. Nos enseña a vivir con menos y a despojarnos de objetos que pensábamos que antes eran indispensables pero ahora son adornos.

Viajar nos muestra que el Planeta es muy pequeño para quedarnos en un solo lugar y cada rincón vale la pena explorarlo. Viajar es la lección de vida más poderosa y completa que hay. Es saber escucharnos, respetar nuestras ideas, sueños y proyectos y darles espacio para que sean desarrollados.

Es un estímulo que nos invita a vivir cada día intensamente y entender que el momento es Hoy.

Muchas gracias Pedro por formar parte de esta columna y por compartir tus experiencias de viajes con nosotros. Actualmente Pedro se encuentra trabajando como asesor turístico en la Rivera Maya, si lo quieren contactar les dejo su tarjeta.

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Por Pablo P