La empresa Flybondi se presenta como la primera Low Cost de la Argentina y su eslogan es “La Libertad de volar”.  Constantemente anuncian en sus redes sociales los pasajeros que vuelan por primera vez. El pasado 6 de julio la compañía invitaba a los usuarios a volar, partiendo desde El Palomar, aprovechando sus tentadoras ofertas y disfrutar así el fin de semana largo. Pero ahí está la cuestión. Los precios son tentadores pero, si llueve, los vuelos no salen. ¿A esto se refería el ministro Dietrich con su famosa #RevolucióndelosAviones?

El sábado 7 de julio la compañía en cuestión se vio obligada a desviar vuelos a Ezeiza y a Aeroparque. Según pudimos averiguar los desvíos se produjeron por malas condiciones de visibilidad en el aeropuerto y porque la pista aún no tiene el ranurado. La ausencia del ranurado provoca un mal drenaje de agua en pista, con lo cual ante la más mínima precipitación basta para que se formen cuerpos de agua sobre la superficie. Esto genera el conocido efecto de aquaplaning o hidroplaneo, es decir, cuando el neumático no logra evacuar el agua al rozar la superficie y pierde adherencia provocando un despiste de la aeronave.

En la industria aerocomercial la confianza del usuario en la línea aérea es indispensable y Flybondi está jugando con esa confianza. Sin embargo, ¿hasta cuando la línea aérea seguirá jugando con la confianza del usuario si no puede ofrecer al pasajero la simple condición de asegurarle que su vuelo va a salir?. En el último tiempo se escucharon más noticias sobre sus cancelaciones, reprogramaciones, desvíos de vuelos y los acarreos con carritos portaequipajes que otra cosa.

Esta es la historia de Marieli, una pasajera de Flybondi que el pasado 7 de julio tenia pensado viajar a Misiones para visitar a su familia y lamentablemente no pudo:

Marieli nos cuenta que decidió volar con Flybondi porque se vio tentada por los precios low cost que ofrecen con bombos y platillos. Compró los pasajes con el fin de disfrutar el fin de semana largo y visitar a su familia, a la cual hace más de 6 meses que no veía. Nos cuenta que cuando dijo que había comprado los pasajes, varios amigos y familiares le expresaron, estás segura? No te da miedo? Te vas a animar a viajar con ellos? Su respuesta fue, Si, porque no??? Lo que no sabía Marieli era que su tan deseado viaje familiar se iba a ver frustrado por una simple llovizna.

El vuelo debía salir el sábado 07 de julio a las 11:35 desde El Palomar, según nos expresa, tenía que estar a las 10:50 en el aeropuerto. Al llegar, en horario, pasaron por una sala minúscula llena de gente donde ya sentía cierto mal humo en el ambiente porque había un vuelo de Córdoba que debía haber salido a las 6 de la mañana y todavía estaban a la espera de que les dijeran si su vuelo salía o no. Esperó hasta que se hizo la hora de embarque de su vuelo, hasta ese momento no tenía confirmación de su cancelación. Sin embargo, después de muchas idas y vueltas y ante la falta de información precisa, le comunicaron que el vuelo estaba demorado. Según le expresaron los empleados de la compañía, el retraso se debía a las condiciones climáticas que impedían la operación del aeropuerto. En su percepción, Marieli duda del argumento expresado por la compañía ya que solo se veía una leve llovizna que caía desde la madrugada. A pesar de eso decidió esperar y cada media hora, aparecía personal de Flybondi que no hacía más que decir que no podían salir del lugar y que estaban esperando los informes meteorológicos para saber si los vuelos salían o no. Sin notificar efectivamente que los vuelos estaban siendo desviados a Ezeiza y Aeroparque respectivamente. Luego de 5 horas de espera con su familia y con una beba, el clima se fue caldeando y empezaron los gritos y reclamos de parte de los pasajeros frente a la total incertidumbre reinante. Dos empleados de la compañía expresaban que la situación climática no era culpa de la empresa. Mientras tanto Ezeiza y Aeroparque operaban con total normalidad y aclaro, en las mismas condiciones que El Palomar.

Después de superar las 5 horas de espera y sin información precisa le comunicaron a Marieli y al resto de los pasajeros que tenían que retirarse porque el aeropuerto se encontraba cerrado. Además, les informaron que los pasajeros debían reprogramar a través de la página de internet de Flybondi el vuelo y a quienes reclamaban que les devuelvan el dinero les daban un papel con una dirección de mail para canalizar el reclamo. Según nos comenta Marieli envió mails inmediatamente y los mismos eran rebotados porque la casilla se encontraba llena. Insistió en su reclamo y cuando le contestaron seguían insistiendo en que reprogramara el vuelo y al ver que la pasajera no cambiaba de postura no le volvieron a contestar, ni le informaron un número de reclamo para su seguimiento. Finalmente, Marieli nos comenta que cuando se retiró del aeropuerto sentía mucha bronca, mucha tristeza, sintiéndose pisoteado y estafados.

Esta historia es una de los tantos usuarios que ya sufrieron con Flybondi cancelaciones y reprogramaciones en sus vuelos. Sin dudas nadie puede culpar a la compañía sobre las condiciones climáticas imperantes, pero si los aeropuertos de alrededor operaban normalmente significa que El Palomar no está en condiciones de operar ni con una ni con dos o más líneas aéreas. Recordemos que el gobierno autorizó a la empresa chilena Jet Smart para operar rutas entre la Argentina y Chile desde El Palomar. Si hay algo que reconocer es que la industria aérea mueve millones de pasajeros a nivel mundial porque basa su confianza en las condiciones de seguridad que brinda como el modo de transporte más seguro del mundo. Ojalá Marieli sea escuchada en su reclamo y la línea aérea responda por los canales que corresponda a los damnificados que creyeron en “La Libertad de volar”.

Por Pablo P